Friday, August 17, 2007

"Herejías del primer siglo de la Reconquista.."

Fuente: Marcelino Menendez y Pelayo. Heterodoxos Españoles, Libro II (Siglo VIII) Capítulo Primero. España: Moroto y Hijos, 1880.

Página 265.

I. PRELIMINARES

"Triste era el estado de la Península al mediar el Siglo VIII.

"En las más fértiles y ricas comarcas imperaban extraños invasores, diversos en raza, lengua y rito, y no inclinados a la tolerancia, aunque tolerantes en un principio por la manera como se hizo la conquista.

"Había dado sus naturales frutos la venganza de los magnates visigodos, que quizá no pensaron llegar tan lejos.

"Coronado con rápido y maravilloso triunfo la extraña intentona [¿?] de Tarik y de Muza, merced á los elementos hostiles que en España hervían; abiertas ciudades y fortalezas por alevosías ó pactos; rendida en Orihuela la débil resisitancia de Teudemiro, único godo que entre la universal ruina levantaba la frente; custódiadas por guarniciones árabes y judías Sevilla y Córdoba, Toledo y Pax Julia, hubieron de pensar los califas de Damasco en la importancia de tan lejana conquista y en necesidad de conservarla.

"Creado, pues, el Emirato, comenzó á pesar sobre el pueblo cristiano de la Península una dominación, tiránica de hecho, aunque en la forma bastante ordenada.

"Indudable parece que los primeros invasores, casi todos bereberes, habían destruido iglesias y santuarios ( Sanctuaria destruuntur, Ecclessiae diripiuntur, dice el Arzobispo D. Rodrigo), pero los emires respetaron, si bien con onerosas condiciones, el culto, y tampoco despojaron de sus propriedades a los vencidos, contentándose con imponerles pesadas gabelas [¿?].

"No es para maravillar ni digna de muchos encomios, esta celebrada moderación y tolerancia.

"Eran los Arabes en número muy corto, para que de otra suerte pudieran asentar su imperio en las tierras occidentales.

"Ni duró mucho tiempo esta virtud primera, puesto que llegado los gloriosos días del Califato cordobes, en que la potencia muslímica se consideró segura, empezaron más ó menos embozados, actos de hostilidad, contra las creencias de la gente Muzárabe, y á la postre una persecución abierta y tenaz, que no acaba sino el exterminio o destierro de una parte de esa raza, y la libertad y salvación de otra -- por los reconquistadores.

"La triste, aunque por más de un concepto, gloriosa historia de ese pueblo cristiano mezclado con los Arabes, ha de ser estudiada bajo el aspecto religioso en el capítulo que sigue."

¡Y, aquí nos vemos, amigos míos....!

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