Sunday, September 10, 2006

¡Ay, los famosos perritos chihuahueños silvestres!

¡Ora, DESTINO! ¡Ora, MEChA! ¡Ora, UTEP!


Página: 703

"Acampamos a campo raso como lo veníamos haciendo desde que salimos de Agua Prieta, pero antes, en cierto modo, nos cobijaban como paredes las rocas y los árboles de la sierra, y ahora aquí en los llanos de Chihuahua ni siquiera mezquites había, y el viento helado soplaba sin clemencia alguna.

"Apenas cerró la noche comenzó un ladrerío de perros. ¿De dónde salían si no había en derredor casa alguna, jacal, ni nada? La noche era clara y la luna brillaba y alumbrada el llano. Seguía el ladrerío, pero no se veía a los perros. ¿Serían cosas del otro mundo? ¿Almas en pena? ¿Espíritus?

"Los [soldados del] Cuatro [Batallón] de Sonora nos explicaron todo. Ellos ya conocían aquel terreno porque habían operado contra Pascual Orozco. Efectivamente había ladridos de perritos chihuahueños que allí viven en el llano como ardillas, en pozos que ellos mismos hacen. Que beben de raíces que sacan de la tierra y ladran siempre, especialmente de noche, y más si hay luna."

¡Ay, mamá! ¡Hace bastante nieve aquí en Chihuahua!

Páginas: 703-704

"Al día siguiente el sol se declaró en huelga, siendo algo así como si la tarde hubiera comenzado desde la mañana. Junto con la falta de sol llegó el viento con intenso frío. Al mediodía se fue el viento y llegó la lluvia, y está se transformó en fuerte nevada.

"En un instante el llano pardo se hizo sábana blanca.

"Por fortuna la jornada de ese día la rendimos en el rancho de Ojitos, primer lugar poblado al que llegábamos desde que salimos de Agua Prieta.

"Nos cayó de perlos estar en las habitaciones, en los galerones, en los jacales y en los mismos corrales de aquel bendito rancho.

"Nos apretujamos unos con otros para defendernos del intenso frío y tomamos harto café bien caliente repetidas veces. Afuera, en los corrales, resistían los caballos la fuerte nevada, y en las avanzadas, los compañeros a quienes les había tocado el servicio, se las estarían viendo negras.

"Amanecío igual, nevando. Don Venustiano dispuso que ese día no se caminara, y habiendo tenido conocimiento de que en la bodega del rancho había dos barricas de aguardiente, le ordenó al pagador que las comprara y que de ahí se diera a toda la columna una ración de armada para contrarrestar el frío intenso. Nos supo la gloria aquel buen trago de aguardiente que entonaba el cuerpo aterido.

"Nos entró, junto con el alcohol, el buen humor y nos salimos al campo cubierto de nieve. Parecíamos chiquillos jugando con la nieve, correteando, haciendo monigotes de nieve y lanzándonos bolas unos contra otros. Don Venustiano, bien abrigado con un grueso capote de pieles, parecía, con su florida barba y con aquella ropa, un rey legendario de esos de los cuentos nórdicos."

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * ** *

¡Qué cosa! Esta cuenta me ayuda mucho en recordar un cierto mes de febrero de 1996, en Bakersfield, California. Eramos tres compañeros de trabajo, dos de Guerrero, México, y yo mismo todavía radicado en Ciudad Juarez, Chiuahua. ¡Ay, qué juguetones fuimos! Haciendo monigotes de nieve y lanzándonos bolas unos contra otros.....

0 Comments:

Post a Comment

<< Home