Friday, August 04, 2006

"¡Hey familia!" El negro Cubano Babuco

UTEP MUSL 1327, Jazz to Rock?
You bet!
But!
How about, a la mexicana?

Source: UTEP Library's Obras escogidas, por Gral. Francisco Urquizo.

MEXICO CITY, February, 1913


Página 283

"La alegría musical estaba a cargo del negro Babuco y su especialidad eran los danzones calientitos, surgerentes, enardecedores, con el castigo lacerante del cornetín airoso, el ton-ton de los timbales y el rascar cadencioso y único del guiro.

"Ese negro Babuco sabía su asunto. Tanta importancia le concedía a la tarea de tocar, propiamente dicha, como a la que lo vieran tocar, lo mismo a él que a cualquiera de los que formaban su orquesta. Era esa orquesta de Babuco atracción muy significada de la Academia Metropolitana y los que a ella iban sin llevar ulteriores planes, en verdad lo hacían porque ciertamente invitaba a bailar, sobre todo los danzones, ritmo en aquellos años muy de moda y casi una novedad en el ambiente todavía mecido con los ritmos de vals."

Páginas 614-615

"La ciudad de México por el año 1913 era provinciana, tranquila, apacible. La Academia Metropolitana era el único centro en que sábado a sábado verificaba bailes que se prolongaban hasta la luz del día.

"Los sábados no había función teatral. Se retiraban las butacas del patio y éste quedaba convertido en pista de baile. En el escenario tomaba acomodo una orquesta danzonera famosa entonces, que dirigía Babuco, negro cubano, y que tocaba los timbales y que tenía alegría y gracia para dirigir su grupo. Cornetín, timbales y guiro eran la base de aquel baile que estaba de moda entonces.

"Los bailes comenzaban a las diez de la noche, pero la animación grande era hasta las dos de la mañana, cuando las mujeres de las mancebías elegantes llegaban, es decir, cuando terminaba el compromiso de hacer sala y atender a la clientela habitual.

"Era aquella la noche del sábado 8 de febrero de 1913. [Uh, oh! dpm]

"Al día siguiente me tocaba entrar de guardia en el Castillo de Chapultepec. Junto conmigo, pero de servicio en el cuartel, entraba el subteniente Bernardo Timoteo Pérez, joven recién salido de la Escuela de Aspirantes.

"Un peso costaba la entrada al baile. El negocio estaba en el consumo iterior d elos licores de la cantina.

"Babuco y su gente revantaban danzones. Bramaba el cornetín, batían los timbales y raspaban los guiros. Música caliente, lánguida, sexual.

"Las parejas esterchamente unidas, como si hombre y mujer fueran un solo cuerpo, danzaban con furor cuando resonaba el cornetín, o languidecían cuando dominaban las cuerdas. Danzaban como si se estuvieran entregando mutuamente hombres y mujeres.

¡Hey familia! ¡Caballería! ¡Qué bien estamos gozando caballeros! gritaba el negro Babuco para animar más a la clientela, y animada de suyo.

"Nos entreteníamos viendo a los que danzaban. Es divertido ver bailar..."

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