¡Viva todos los Benavides de la UTEP!

El Tío don Catarino de don Francisco Madero nos dice:

"En cuanto a los Benavides... "

Fuente: ¡ Viva Madero ! por Gral. Francisco L. Urquizo. Obras escogidas UTEP Library # PQ 7297.U75 A6 2003.

Un "resumen" de las páginas 214-217

"En cuanto a los Benavides, de eso estoy más al tanto, sé que el origen de su apellido es probablamente árabe y que debió ser Ben Abí y los hijos de Ben Abí, ya radicados en el reino de León, en España, ya se apellidaron Benavides. Hay un pueblo allá, en la provincia de León, cerca de Astorga, a orillas del río Orbigo, que se llama Benavides. Tirso de Molina, en una de sus obras, pone en boca de don Alonso Benavides estos versos que he guardado, cosa rara, en mi memoria:

Noblezas y calidades
en el Reyno de León
los Benavides abonan,
y nuestro valor pregonan
los que honran vuestro blasón

De la descendencia real
que ilustra a los Benavides,
viene, si la muestra mides,
la casa de Caravajal.

Don Alfonso, rey leonés,
don Fernando el Santo, hermano,
andando a caza en verano
y perdiéndose después,
en una serrana tuvo
dos hijos, progenitores
¡de nuestros antecesores!

Por el mayor estuvo
heredado el Benavides,
el nombre que él adquirió,
y el otro ( que se igualó
en hazañas a Alcides )
por ser de Caravajal
señor, tomó su apellido.

Tras un silencio que nadie quiso romper, siguió hablando el tío Catarino, de esta guisa:

"Los primeros Benavides españoles descendieron de Alfonso, rey de León y hermano de Fernando el Santo, y figuraron prominentemente en la lucha por la liberación de España, contra los árabes.

"Los Benavides de León, se trasladaron de Valencia a Alcántara, cerca de Portugal, y de allí, a Baeza, en la provincia de jaén. Tuvieron muchas mercedes y títulos. Uno de ellos fue gobernador de las Islas Canarias, se llamó don Luis de la Cueva y Benavides. Su hijo, Francisco Báez de Benavides, fue el primer Benavides que vino a la Nueva España en 1612.

"Un hijo de Juan Báez de Benavides, Marcial, que había acompañado al marqués de San Miguel de Aguayo en la expedición a la Luisiana a rescatarla de manos de los franceses, se estableció, con su esposa doña Dominga de Soberón, en Laredo, Texas, donde murió.

"Sus hijos, José Lázaro Nepomuceno y José Angel, radicaron largo tiempo en Laredo.

"Ahí tienes, aunque sea a grandes rasgos el origen de nuestro parentesco. ¿Qué te parece?"

Nadie hizo comentario alguno. Por breves minutos, que parecieron una eternidad, la mente de los circunstantes vagó, por encima del panorama desértico que los rodeaba, como buscando el origen de aquellos hombres que desfilaron por su imaginación al conjuro de las palabras del tío don Catarino.

"¿Qué distancia hay de San Pedro a Australia?" preguntó de pronto el tío don Catarino.

"Veinticinco leguas" informó don Francisco.

"[Tío don Catarino de nuevo] Cae bien un trago de mezcal de cuando en cuando; entona el cuerpo, quita la sed y da vigor. Cuando peleábamos con los indios comanches, antes de entrar en combate tomábamos un buen fajo y era muy bueno para las heridas." expresó, convencido, don Catarino.

"Esas son puras mentiras," interrumpió don Francisco con firme convicción.

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